P. ¿Cuáles son las tendencias laborales a las que nos enfrentamos en la cuarta revolución industrial?

R.- Bajo la innegable novedad que existe en el mundo productivo, la principal tendencia de las relaciones laborales es la adaptación a ese nuevo entorno, con el reto de respetar los derechos inherentes a un trabajo digno. Son inevitables los “vacíos”, es decir, los problemas reales que no tienen una respuesta clara y expresa por parte de las leyes. Ahí es donde debe jugar la negociación colectiva y otros cauces extrajudiciales. En último término, los Tribunales acabarán desempeñando su papel de ‘defensa escoba’. Me gustaría que las organizaciones supraestatales (la UE, la ONU, la OIT, la OCDE o el FMI, entre otras, también se tomarán muy en serio esta vertiente laboral.

P.- Una encuesta de 2019 realizada por el Foro Económico Mundial indicó que las industrias de consumo y las industrias automotriz, aeroespacial y de transporte juntas crearán cerca de 6,5 millones de nuevos empleos. Mientras que todas las industrias juntas crearán 15,1 millones. ¿Qué opinión le merece?

R.-La creación y destrucción de empleos es inherente a todo cambio productivo. Respecto del dato en cuestión, si algo evidencia es la importancia de la formación adecuada para los nuevos empleos. En ese sentido, no quiero dejar de advertir que la UPCT constituye un inmejorable ejemplo de formación académica en sintonía con el sistema socioeconómico. El Congreso que motiva esta entrevista apuesta de forma decidida por la multidisciplinariedad a la hora de abordar este fenómeno. Atender solo a la dimensión jurídica, no solo laboral, es tan incompleto como ignorarla.

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